¿Lista sábana o Boleta única?

¿Lista sábana o Boleta única?

Por Dr. Julio Aguirre

En años electorales suele renovarse el interés de la ciudadanía por los diversos aspectos que hacen a la organización de los comicios electorales, o “gobernanza electoral”, y el modo en el que éstos impactan en la participación, la transparencia y la calidad de nuestras democracias.

En este contexto, una de los temas que suele ocupar un lugar importante en el debate público es el referido a los tipos de boleta y “listas electorales”. Esto se relaciona al modo en el que se organiza la oferta partidaria y a las opciones de selección de candidatos que se brinda a los electores.

Un debate recurrente en esta sentido es el que enfrenta a la “lista sábana” con la “boleta única”. A continuación intentaremos describir algunos elementos para comprender mejor en qué consiste cada una de estas opciones y presentaremos brevemente los argumentos que se utilizan para apoyarlas o cuestionarlas.

Para los propósitos de esta nota sugerimos pensar a las listas electorales considerando dos aspectos: (1) por un lado, las opciones de selección de candidatos que se presentan a los electores y, (2) por otro lado, el modo en el que se organiza la oferta electoral para los comicios. Lo primero nos remite al tipo de lista electoral (cerrada o abierta, bloqueada o desbloqueada) y lo segundo a tipo de boleta (partidaria o única).

¿Qué opciones de selección tenemos?

Los distintos tipos de boleta electoral pueden diferenciarse en base a la “rigidez” de las opciones que se presentan a los electores. Respecto a ello, suelen diferenciarse dos aspectos:

  1. Si la lista es cerrada o abierta, esto es si los electores sólo pueden votar por categoría[1] a los candidatos que presenta un único partido (cerrada) o si pueden combinar a candidatos de múltiples partidos (abierta) para una misma categoría, por ejemplo combinando candidatos a diputados nacionales de dos o más partidos.
  2. Luego, dentro de las listas cerradas, podemos diferenciar entre listas bloqueadas y desbloqueadas. Las primeras nos presentan una lista de candidatos en un orden preestablecido que determinará quiénes de ellos/as tienen orden de prelación para ocupar una banca por parte de su partido. Las listas desbloqueadas, por su parte, nos presentan una lista cerrada de candidatos por partido pero los votantes podemos seleccionar el orden de prioridad entre ellos.

Los criterios anteriores se combinan para presentar tres grandes tipos de listas electorales: las cerradas y bloqueadas (que normalmente llamamos listas sábana), las cerradas y desbloqueadas y las listas abiertas, siendo la primera la que nos presenta una opción de voto más “rígida”.

En breve, el debate sobre esta cuestión se reduce a lo siguiente: mientras más “rígida” es la lista electoral más potestades de organización interna tienen los partidos políticos, lo que tiende a fortalecerlos; en cambio mientras menos “rígida” es la lista electoral, más posibilidades de opciones electorales se abren a los ciudadanos, lo que habilita un voto más personalizado y centrado en candidatos y no en organizaciones partidarias, propendiendo con ello a una mayor “personalización” del voto y la política, debilitando con ello a los partidos.

¿Cómo se organiza la oferta electoral?

En lo que respecta al modo de organizar la oferta electoral para los comicios, podemos distinguir dos tipos de boletas: la boleta partidaria y la boleta única.

a.  La boleta partidaria concentra la oferta de un mismo partido para todas las categorías en una única boleta. Este modo de organización, como el que tenemos en la mayoría de las provincias argentinas, implica que normalmente tenemos una única urna por mesa y en el cuarto oscuro nos encontramos con una boleta distinta por cada partido político que compite. Seleccionamos la boleta deseada (o armamos una propia cortando varias boletas, según lo deseado y posible) y la introducimos en la urna.

b.  La boleta única, en cambio, genera una única boleta que concentra la oferta de todos los partidos políticos por tipo de categoría a elegir. En esta manera de organizar el proceso, cuando llegamos a la mesa de votación nos dan una boleta por categoría (presidente y vice, diputados nacionales, gobernador y vice, etc.) y en cada una de ellas se encuentra la oferta de todos los partidos. A su vez, en cada mesa veremos una urna por categoría (normalmente identificadas por colores distintos). Con nuestras boletas únicas por cargo, entramos al cuarto oscuro y marcamos en cada una a los candidatos que queremos votar, luego introducimos cada boleta en la urna correspondiente.

Las ventajas que suelen destacarse respecto a la boleta única son:

  • Elimina la necesidad de controlar que hayan boletas de todos los partidos en todas las mesas, por lo que reduce la necesidad de fiscales partidarios.
  • Facilita el escrutinio al poder tener urnas separadas por categoría que facilitan el recuento de votos.
  • Más de un elector puede votar a la vez, pues pueden establecerse varios boxes de votación por mesa. Al ser la misma boleta para todos, solo debemos resguardar que el marcado de las opciones sea secreto.
  • Asociado a lo anterior, se considera que cuando la oferta partidaria es muy amplia se facilita la selección del partido deseado (no debemos perder tiempo buscando la boleta adecuada en el cuarto oscuro)
  • Facilita el corte de boleta. Al estar separadas las boletas por categoría, sólo debemos marcar al partido que deseamos sin tener que cortar.

La mayor crítica que suele hacerse a este sistema es que puede aumentar el voto nulo, pues al momento de “marcar” (con algún tipo de lápiz o crayón) las opciones, pueden generarse rayones o tildados poco precisos que dificulten la integridad del voto. La evidencia disponible en los lugares donde se implementan este tipo de sistemas sugiere que esto es cierto, pero que la proporción de votos nulos tienden a bajar con el tiempo a medida que se incrementa la práctica de votar marcando.

Una conclusión para reflexionar

Para finalizar, es preciso hacer una aclaración: el tipo de “lista electoral” (abierta o cerrada, bloqueada o desbloqueada) y de “boleta” (única o partidaria) pueden combinarse. Esto es, podemos tener una boleta única que nos presente una opción rígida de votación, pues para cada categoría sólo nos puede permitir votar la lista cerrada de candidatos partidarios sin la posibilidad de alterar el orden de la misma.

En pocas palabras, incorporar una boleta única no implica necesariamente eliminar la “lista sábana”. Por ello, es importante mantener esta distinción y al momento del debate público sobre estos temas aclarar bien qué tipo de lista electoral queremos y bajo qué modalidad de boleta, pues sus ventajas y desventajas cambian dependiendo de las distintas combinaciones.

Sobre el autor

Julio Aguirre es Doctor en Ciencia Política, Investigador de la Universidad Nacional de Cuyo y el Conicet, y Director de la carrera de Ciencia Política y administración Pública de la UNCuyo.


[1] Cuando hablamos de “categorías” nos referimos a los distintos “cargos”, sean ejecutivos o legislativos: Presidente y Vice, Diputados, Senadores, etc.

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